sábado, 5 de marzo de 2016

Deberes Cristianos

Lo que debemos hacer cuando atendemos el llamado de aceptar a Cristo como nuestro salvador

1.- Manternos en la congregación donde hemos atendido el llamado. (He. 10:25).






2.- Leer y escudriñar las escrituras (la biblia) diariamente.
para poder conocer lo que ella dice de Dios, y de Jesucristo, con respecto a nuestra salvación. (Jn. 5:39; Hch. 17:11).





3.- Orar siempre a Dios.
Necesitamos una comunión personal con dios, diariamente. (Dn. 6:10; Hch. 10:2; Ef. 6:18; 1Ts. 5:18; 1Ti. 2:8; Stg. 5:16).






4.- Bautizarnos.
El bautismo es un testimonio de arrepentimiento, y creer en Jesucristo. (Mr. 11:4-5;  Hch. 8:35 -38). Significa que hemos muerto al pecado, y resucitado en una nueva vida en Jesucristo. (Ro.6:3-4; Gá. 3:27; Col. 2:12).






5.- Servir a Dios y participar en su obra.
Es necesario que prediquemos, el evangelio de las buenas nuevas de salvación, andando en amor, bondad, humildad, y en misericordia.
(Is. 52:7; 61:1-3; Nah. 1:15; Mr. 16:15; Hch. 10:42; Ro. 10:15).







6.- Apartarse del pecado.
Como nueva criatura debemos olvidar la vida pasada, y todas esas cosas que acostumbrábamos hacer, como creyentes debemos separarnos de estas cosas. (Ro. 6:6; 11-13; Col. 3:5-8; He. 12:1).







7.- Diezmar y ofrendar.
Es necesario que la congregación de Dios, Sea Sustentada, por sus miembros, para poder suplir toda necesidad. (Gn. 14:20; 28:22; Lv. 27:30; 2Cr. 31:4-6; Mal. 3:10; Hch. 4:32-35).







Por:
Hno. Pío Rodríguez


viernes, 4 de marzo de 2016

El silencio de Dios

Es ese silencio que nos confunde,
Ese silencio que no acaba …
Esa mudez que enerva el corazón,
Y que envenena el alma …

Ese silencio inescrutable,
Ese silencio que desgarra;
Contra el que luchas y al fin
Te sientes derrotada …

Cuánto diera por oír su voz
A través de esta bóveda intacta
Que me aleja y me pierde,
Que me vence y espanta …

Cuánto diera por ver su luz
Cual rayo que sobresalta,
Desgarrando las nubes,
Iluminando mi estancia …

Sentir que siento, y Él siente,
Que ve todas mis lágrimas,
Que no es ajeno a mi dolor,
Que entiende mis palabras.

Que puedo hablar, y escucha,
Que no apartará su mirada …
Sentir que Él siente real
La agonía de mi alma …

Mas, es este silencio extraño
El que me aterra y gana,
Este silencio que no termina,
Esta noche que no acaba,

Entre sentimientos de culpa
E interrogantes que me cansan,
Entre síes y nones,
Idas, regresos y paradas,

Intentos, deseos y propósitos
Que al fin siempre fallan.
Emociones y sensaciones
Que mueren en la nada …

Cuánto diera por ver tus ojos
Clavados en mi cara,
Y sentir tus manos firmes
Tomando las mías con calma;

Escuchar tu voz suave
Acariciando mi alma,
Descubrirte a mi lado
Sentado en mi barca,

Mientras cesan los vientos
Y las tormentas callan,
Y las aguas se aquietan
Dando paso a una bonanza …

¡Dios! Porqué te siento fuera
De mi ser y de mi casa,
Tan lejos de mis gemidos,
Tan indiferente a mi causa …

Oh, devuélveme la cordura,
Regrésame la paz robada,
Aquella que un día tuviera
En la quietud de tu mirada.

Regrésame las convicciones,                                           
La pasión que me llenaba,
La dirección que no encuentro
Y la luz que me alumbraba …

Cumple tus propósitos,
Aquellos que yo apartara.
Haz tu voluntad perfecta,
Aunque yo no entienda nada.

A pesar de mí, oh Dios,
Sin dilaciones ni trabas,
Haz tu voluntad en mí
En silencio, sin palabras …

Que nada tengo que entender,
Excepto que es amor la causa
Por la que haces todo esto,
Porque verdad es que Tú me amas.

Escrito por Chari Morillo Algarín